Si pudiera regresar el tiempo
Pareciera que tu nombre fue olvidado, tachado, borrado y únicamente fue un hermoso sueño. ¿Quién mencionó hoy, tu nombre libremente? Nadie, pero no importa, porque el amor que dejaste nadie lo ha superar o suplir. El corazón, todavía guarda tus recuerdos.
¿Sabes? Lo que lamento mucho, es no tener fotos a tu lado, aunque dicen que los mejores momentos son los que se llevan en el corazón y nadie te lo puede quitar, nadie los puede juzgar, nadie puede decirte si te ves bien o mal, aquellos momentos de travesura que guardé para que no te llamaran la atención.
Esos ojos cafés, no sé a ciencia cierta, si fue lo que me enamoró a simple vista o qué fue. Lo que sí, es que, ya no te dejé ir de mi lado. ¡Cuántos días y cuántas noches te escuché! Aunque, algunas veces no me comprendias, solo me veías y me escuchabas en silencio. Me hubiera gustado abrazarte más, pero no te dejabas…. ¡Ah, la vida! es tan corta y tan larga. Se pasa tan rápido, que cuando uno siente… se fue como un suspiro.
¿Si te quise? ¡Por supuesto!, Amé todas tus travesuras, tus ocurrencias, tus locuras, tus momentos y aquellos que tuve que pagar a consecuencia de los mismos. No me importó, porque eras tú. Se enojaban contigo, al rato se contentaban. Luego, era chiste, y todavía lo son.
Era una odisea llevarte con el médico, esas sí era tremendo. Como dicen, los religiosos, poetas, escritos… el amor lo puede todo. Se buscó la mejor forma para llevarte, aunque, siempre tomando las precauciones del caso. ¡Las personas, siempre te veían al pasar!.
Ha pasado un año, el dolor, quizás a pasado, pero tu recuerdo siempre será parte de mi vida. Me enseñaste a compartir con otros, a tenerles paciencia con esos “juegos tontos”, a vivir la vida sin importar la clase social, si la ropa es de marca o no, a compartir un helado, una fruta, un panito o mi comida.
Siempre sabía que aunque mi día, no hubiera estado del todo bien, siempre estabas ahí en casa, para recibirme contento y feliz. Era energía pura y sincera.
No te gustaban muchas cosas, como a todos, pero así te quería, te toleraba. Creo que muy adentro, te creías el “dueño y señor de la casa”. Esa era tu casa, fue tu casa y si volvieras a llegar seguiría siéndola.
En tus últimos años y meses, se te veía el peso de los años, fuiste más consentido, si no te gustaba eso, te compraba otra cosa. Realmente, nunca tomé en cuenta lo que gastaba, lo único que deseaba era tu bienestar. En tus últimos veces, se te veía tu mirada cansada, las visitas al médico se hacían cada vez más frecuentes, a pesar de todo, era mi perro. Sí, mi perro, que era más que mi mascota, eras parte de mi familia.
El tiempo, no todo lo borra. Es mentira. Se supera. Tu familia, te extraña Spike, solo quería recordátelo. Te llevaste un trocito de nuestros corazones. Si pudiera regresar el tiempo, te volvería a entrar a la casa como lo hice esa vez.
Espero que allá en el cielo, no cambies, porque cuando yo muera, quiero volverte a tener para la eternidad.