¿Cambiarías a tus padres?
En alguna ocasión, hemos escuchado decir «¡No aguanto a mis padres, los odio, ellos no saben qué es lo que quiero, cómo molestan, sería feliz si no fueran ellos!. ¿Lo has dicho o pensado tú?
Hoy, hago un alto en el camino de la vida y quiero compartir que a pesar de la separación que tuvieron mis padres y trataron de reconciliarse, no pudieron convivir juntos. Sin embargo, no soy quien para juzgar sus vidas y el por qué tomaron esa decisión. Hoy te puedo decir con toda sinceridad que fue la mejor para cada miembro de la familia.
Creo que todos «asumían» que por ser la más pequeña de la familia no comprendía que pasaba, situación que no era así. Quizás solo hubiera querido que confirmaran lo que ya sabía y dar la vuelta a la página más rápido. ¿Si me hubiera gustado convivir más con mi padre? ¡Por supuesto!. Ahora, es una relación diferente y gracias a Dios todavía lo tengo para compartir con él.
A pesar de las limitaciones de todo tipo, aprendí desde temprana edad a valorar más las cosas, los momentos, las personas, los pequeños detalles y aquellas situaciones o momentos que el dinero no puede pagar. El sacrificio que hicieron mis padres por separado para llegar hacer la persona que soy hoy en día, es un factura que nunca podrá cancelar y aunque haga «abonos» siempre estaré en deuda.
A ambos, agradezco sus regaños (cada quien en su forma muy particular), por no dejarme vencer ante las dificultades, a dar ese paso extra, a buscar soluciones, a preguntar, a investigar, a ser creativa cuando los recursos no daban. Enseñarme a ver la vida desde un prisma diferente, por agradecerle a Dios por el viento, la lluvia, las plantas, el cielo y por la vida misma.
La idas y venidas que hacíamos a pie de la casa a la escuela pública y viceversa, me enseñaron a vivir cada paso del camino. Recuerdo, que las maestras, impartían clases por vocación y se inculcaba el respeto a niñas garífunas y mayas.
Definitivamente, la vida de cada persona es totalmente diferente. En mi caso, cada centavo era valioso y a pesar de eso, me enseñaron a compartirlo con los demás, con quién menos tenía; a dar sin esperar nada a cambio. Me decían «lo que da la mano derecha da, no lo tiene que saber la izquierda». El permanecer «anónimo» me ha llenado de satisfacciones, es ver detrás de bambalinas y gozar con la sonrisa de adultos y niños. ¿Para algo más tiene que servir el dinero, no creen?
Gracias a Dios, no tuve todo lo que quise, pero sí me dieron amor (cada quién a su manera). Me enseñaron a ser fuerte (fortaleza), a respetar a todo ser viviente, disfrutar las bellas artes, amar la patria, a ser mejor estudiante… Hoy me pregunto ¿cómo me enseñaron todo esto, si nunca se graduaron de la universidad y menos de nivel secundario? Eso sí, lo poco o mucho que estudiaron a nivel primario, lo hicieron porque querían aprender, decidieron ser los mejores en su clase, sobresalían en lectura, bellas artes, matemática. Supongo que eso, lo heredamos. 🙂
Dentro de mis recuerdos de niña, me decían «Lea, deje de perder el tiempo, aprenda todo lo que pueda, algún día le va a servir». Algunos de mis libros, no coincidían con la edad que tenía físicamente, porque algunos títulos eran Vida de grandes pintores, Los jades y las sementeras,la historia de un Pepe, Guayacán, libros de perspectiva, NatGeo, Selecciones y otros. Por supuesto, también tenía mis libros de cuentos, chistes, mi silabario, Pepe y Polita, Barbuchín, el Libro de Mancilla… esos libros donde aprendí a leer y son un tesoro en mi biblioteca.
Mi responsabilidad de estudiante era sacar buenas notas y estudiar. Mis padres decían que la mejor herencia que me podían dejar, era el estudio. Eso representaba, no dormirme sin terminar mi tarea de la escuela y «darle mi toque especial» a las mismas. Casi nunca tuve ropa de moda, de diseñador o algo parecido, realmente no me importaba y ni mi interesa, porque la ropa es solo una prenda más y con ella o sin ella, si no tienes «masa gris» eres únicamente una adorno, una persona que te pueden «manejar o manipular» a su antojo. Ellos a través de su ejemplo, me enseñaron a luchar por mis sueños, a abrirme camino, a no claudicar, a dar lo mejor de mí misma, a demostrarme y demostrarle a los demás que sí se pueden hacer las cosas, que de uno depende hacer la diferencia.
Mi vida, mi travesía por esta vida, no la cambiaría por otra, seguramente no fuera la persona con principios y valores que soy hoy. Antes veía las experiencias como buenas o malas, hoy pienso que no existen «malos momentos», sino «oportunidades» para ser cada día mejor y sé que tengo algo que aprender de esa situación, que al fin y al cabo, también pasará.
Nada pasa por casualidad, todos tenemos una misión que cumplir, mi vida está inmersa en un nivel espiritual, que algunas veces no llego a comprender y espero no entender. Por eso, hoy te digo, se puede ser mejor, ¡por supuesto! No importa tu contexto familiar, la sociedad, ni las circunstancias de tu nacimiento, tu profesión o carrera o la salud… la vida misma es un milagro y de nosotros depende ser ese milagro para otra persona. Lleva tu luz, ilumina el camino de otros y te darás cuenta que el dinero, no te sirve para comprar el amor, la felicidad, un matrimonio, un hogar, una caricia, el respeto, la amistad, el perdón.. Trabaja en ti mismo, lo demás vendrá por añadidura. Cuando estés preparado interiormente, toda la energía del universo se pondrá en marcha para darte lo que te mereces y esperas.
La vida te regaló unos padres, los cuales no puedes cambiar, pero sí puedes cambiar la forma de ser con ellos. Nunca sabrás si tu o yo llegaremos a la edad que ellos tienen. Extiende tu mano, así como ellos te la dieron cuando comenzaste a caminar. Ten paciencia, quizás mañana ya no lo tendrás a tu lado. Dales lo que el dinero no compra, eso será su mejor regalo.
Yo no cambiaría a mis padres ¿y tú?
Imagen tomada de: http://www.solohijos.com/web/argumenta-sin-gritar/
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Una respuesta
La verdad creo que con el tiempo y los tropiesos que uno tiene en la vida, esas palabras tediosas que recordamso de nuestros padres se convierten en los mejores consejos que muchas veces no sabemos apreciar en su momento, pero nunca es tarde para mejorar cada dia mas. No los cambiaria nucna.