¡Feliz año nuevo! ¿Ya tienes tus doce uvas?

El 31 de diciembre a las 24:00 horas estamos celebrando las llegada de un nuevo año.  Se tienen muchas «supersticiones» de cómo recibirlo, entre ellas está salir con una maleta y caminar, ropa interior de determinado color…   No olvidemos las doce uvas, que representa las metas, objetivos, propósitos que haremos en cada uno de los meses venideros. 

Cada uva, representa un objetivo en particular que deseamos alcanzar, como bajar de peso, dejar de fumar, beber más agua pura, dejar la comida chatarra, acostarse temprano, leer, comer saludablemente, hacer ejercicio, evitar discutir, ser más responsable, inscribirme en algún curso, estudiar más, no copiar en los exámenes, entregar todas las tareas…     Muchas veces, ni las anotamos, sino solo se hacen por tradición y al siguiente día pensamos ¿Cuáles eran mis metas? 

Así como cada año que el Ser Supremo en cualquiera de sus manifestaciones y creencias religiosas, nos regala un libro en blanco con 365 hojas, para escribir en el.  ¿Qué vamos a escribir? ¿Cuáles serán nuestros propósitos? ¿Será que tendremos páginas que no queremos que nadie lea o nos sentiremos orgullosos de nuestras actividades de corto, mediano o largo plazo?

Si te das cuenta, los objetivos los encontramos en cualquier actividad de nuestra vida diaria, no solo es «exclusiva» de los trabajos de investigación científica.  

Hoy, es un buen momento para recordar cómo redactar los objetivos, ¿te parece?  Los objetivos pueden ser generales y específicos.  

La redacción de los objetivos (generales o específicos) se deben iniciar con un verbo en infinitivo (los que terminan en ar, er, ir).

Objetivo General:    Acá se resume la situación que se desea obtener al final del período de duración del proyecto o de tu trabajo de investigación, mediante la aplicación de los recursos y la realización de las actividades previstas.

Debe redactarse de una forma sencilla, dando a conocer lo que se pretende alcanzar.  Es exponer lo que se quiere lograr y cambiar.  Como te mencioné debe iniciarse con un verbo en infinitivo (por ejemplo:  implementar, inculcar, desarrollar), ser claro, concreto, realista, flexible y que pueda traducirse en actividades físicas.

Para redactar el objetivo general debemos responder tres preguntas:  ¿Qué se va hacer?, ¿Cómo se va hacer? y ¿Para qué se va hacer?

Ejemplo:

Entonces el objetivo se  redacta iniciando por para qué, veamos:

“Mejorar las condiciones de salud de los habitantes de San Juan La Laguna, Municipio de Sololá, Guatemala; mediante la construcción de un acueducto con el aporte comunal, municipal y de las instituciones públicas, dotando de agua potable a la comunidad.”

2.    Específicos

Constituyen pasos intermedios para alcanzar el objetivo general.  Tienen plazos determinados.  Son los logros más concretos, guardan relación directa con el objetivo general especificando los cambios que buscan lograr.

A continuación se presenta un mecanismo que permite la formulación de objetivos específicos:

• Se toma el objetivo general propuesto.

“Mejorar las condiciones de salud de los habitantes de San Juan La Laguna, Municipio de Sololá, Guatemala; mediante la construcción de un acueducto con el aporte comunal, municipal y de las instituciones públicas, dotando de agua potable a la comunidad.”

• Se desglosa el objetivo, haciendo una “lluvia de ideas” de todas las acciones que se requieren para conseguir el objetivo.  Trata de agotar toda la lista posible de objetivos específicos que permiten alcanzar el objetivo general propuesto.  En este caso sólo interesa la lista (cantidad) no el orden ni la secuencia.

A manera de ejemplo se pueden mencionar:

• Fiscalizar la construcción del acueducto.
• Coordinar con las instituciones el diseño del acueducto.
• Tramitar los permisos correspondientes, ante las instancias municipales correspondientes.
• Supervisar la llegada de material y trabajo de peones. 

Imagen tomada de:  http://www.imagenchistosa.com/propositos-ano-nuevo/

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