Quisiera poder hablar pàjaro.

¡Cuàntas veces hemos escuchado el trinar de las aves en un àrbol!. Sì, escribo àrbol, porque no me gusta verlos dentro de una jaula. Ellos tienen derecho a ser libres, a volar alto, donde puedan migrar cuàndo lo deseen, hacer su nido en el mejor àrbol y rama que les guste.

Si has puesto atenciòn, cada ave tiene un gorgeo especial y, muchas veces me he preguntado què diràn. ¡Me encanta ver un ave hembra dàndole de comer en el pico a su pichòn!. El polluelo, hace un «relajo, alboro» para que le de alimento. Creo que tengo un par de vìdeos de esto. Los buscarè para publicarlos màs adelante.

Asì como las aves, los perros y los gatos (los que tengo mayor cercanìa), te ladran o maullan en determinada forma, còmo si te «hablaran». Sì, es cierto. Te dices algo, y te contestan. Continùas y ellos, en gran conversaciòn con uno. No sè que diràn o si ellos te entienden. Lo cierto, es que me gustarìa «comprender su idioma»… aunque ellos hablan a travès de su lenguaje corporal y por supuesto ¡sus ojos!

Ayer leì esta frase:

«He escuchado a un pàjaro cantar durante màs de veinte minutos. Quisiera poder hablar pàjaro».

Jeremy Davis

Imagina esto, el pàjaro contando sus historias de vuelo, sus migraciones, los lugares que ha visitado durante subidas para obtener el mejor lugar, las acrobacias que aprendiò de polluelo, las penas que pasò para obtener las mejores ramas y hacer su nido, las ocasiones que no tuvo mayor alimento, las lluvias que destruyeron su «hogar», los niños que le golpearon con una honda, cuando estuvo enfermo y alguien se compadeciò de èl y le curò, su primer vuelo, el sentir el viento en sus alas extendidas…

¡Ah! pero no todas las personas podrìan valorar y apreciar este don. Algunas, la utilizarìan para dañarlas porque saben sus «secretos». Quizàs por eso, el Ser Superior no ha permitido comprenderles. Los humanos, en lugar de valorar, defender la vida de otros seres vivientes, las estamos destruyendo… Esto es otra historia.

Si de verdad, quieres escuchar el canto de un ave, por favor, siembra un àrbol. Dales un poco de comida y llegaran solas, asì escucharàs su maravillo canto. Ese canto, es un regalo de Dios para tus oìdos. Ellos no aprendieron solfeo, canto, dicciòn, modulaciòn, vocalizaciòn… y tienen un canto sin igual.