¿Feliz día del niño, estás seguro que todos lo son?
Recuerdo el momento que les pedí permiso a estos niños para tomarles esta fotografía, un Jueves Santo. Me encantó la reacción de esos pequeños, uno se ruborizó a pesar de sus mejillas quemadas por el sol y todo tímido aceptó al ver que su compañero, emocionado veía la cámara. Cómo siempre hay uno “más aventado”, y me preguntó ¿a nosotros? -sí y me sonrío cohibido con su bolsita de agua entre los labios, mientras sostenía con su otra mano sus ramos de trigo. Ambos pequeños “comerciantes informales”, que aprovechan los días de Cuaresma y Semana Santa para promover sus productos y llevar ingresos a sus familias.
Lamentablemente, en Guatemala la niñez está desprotegida, es vulnerable y no tiene oportunidades; a pesar que existen una Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia” más conocida como LEY PINA, aprobada en en el año 2003. Se basa en una una doctrina de protección integral de la niñez y adolescencia, en la cual los niños, y niñas son considerados sujetos de derechos, y en la que se reconoce la exigibilidad de esos derechos, mismos que se convierten en deberes de la familia, la sociedad y principalmente del Estado.
Hoy que es día del niño, reflexionemos un poco; será que estos niños, lograron finalizar su estudios por estar trabajando y llevar dinero para sustento para su familia. ¿Será que han sido explotados (Trata de personas)?
Detrás de cada niño que vende detrás de cada procesión, para ganarse la vida, hay una triste historia: en algunos casos maltrato, golpes, hambre, miseria, dolor, empujones, abandonar a su familia, luchar para sobrevivir, vivir con otra persona, llevar determinada cantidad de dinero, comer lo que sea, dejar la escuela, dejar sus sueños, dormir quizás en la calle… Es crecer, vivir sin dignidad y sin derechos. Ajá, pero si el Estado es el responsable de velar por los derechos de los niños y los adolescentes. ¿Qué pasa?
Por lo tanto, los niños tienen derechos a vivir como se quiere, a vivir bien, a vivir en armonía. A un niño se les debe respetar, a ALIMENTARLES SUS SUEÑOS, A SER ESCUCHADOS, A SER TOMADOS EN CUENTA en su familia, en la escuela, en la iglesia, comunidad, en en lugar dónde se encuentren. Muchas veces la realidad es otra. Lo vemos o escuchamos en las noticias donde las niñas has sido prostituìdas por sus propias familias, niños que han sido violados en los centros educativos o en por religiosos (quienes le deberìan enseñar o proteger)… puedo seguir ejemplificando màs y màs casos y usted amigo(a) lector no me dejarà mentir.
Los niños, niñas y jòvenes tienen tienen derecho a:
«vivir libre de humillaciones, donde se les trate con cariño, donde se les corrija con palabras.» Algunos padres piensan que los “niños no entienden” por ser pequeños, claro que comprenden. Muchas veces más a través de argumentos positivos se obtienen mejores resultados que con golpes. Se hace màs con una gota de miel que con una de hiel.
Por ninguna circunstancia se debe permitir ni justificar, ni tolerar cualquier tipo de violencia física, psicológica, sexual, patrimonial o de abandono contra los niños, niñas y adolescentes, en la escuela, en casa y en cualquier otro espacio donde se encuentren. Cada uno de nosotros puede hacer la diferencia, si actuamos a tiempo. Posiblemente, ellos no sepan qué hacer, nosotros como adultos sí. Podemos orientarlos, animarlos hablar a no callar un abuso, a no seguir tolerando una violencia más, caso contrario, nosotros también somos responsables de eso.
Todos debemos comprometernos a la defensa y protección de los derechos de la niñez, no solo escribir o hablar sino también debemos actuar como familia, como escuela, como sociedad, todos juntos para que estos niños, niñas y jòvenes tengan una vida digna.
Basta de decir ¡Feliz dìa del niño! si no ayùdamos o perdònamos al niño que llevamos dentro. Comencemos por nosotros mismos hacer el cambio, para ayudar a los demàs.
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